Historia Capitulo 8
historia nos vaya llevando a los procesos de paz
más recientes, pues si bien en el 2011 ya era nula
la presencia militar de las FARC en la cuenca del
Sogamoso, sí continuaban operando allí de
manera política y organizativa.
U
Así, esta priorización del sector privado como única alternativa para generar empleo o procurar el bienestar social en general o incluso la procura de la paz, vuelve a poner los intereses de unos pocos sobre los DDHH y constitucionales de los pobladores de estas zonas marcadas por la guerra y el dolor, mermando el actuar de la política de restitución de tierras y perpetuando una mirada del desarrollo que ve en la abundancia del territorio solo un potencial por extraer, por acabar, de obtener un botín del cual apoderarse. Es así que incluso el turismo tiene ahora un carácter extractivo, pues ya no tiene nada que ver con el turismo criollo, el del paseo de olla, en el que había una relación diferente con el río como espacio de esparcimiento, para compartir con la gente local. El turismo extractivo no se fija en el territorio ni en sus habitantes, solo se valora “el espejo de agua” de la represa y su potencial para cobrar por su uso. Además, mientras más turistas llegan, los costos de vida para la población ribereña aumentan, los pescadores y campesinos se convierten en mano de obra no calificada en la cadena económica y además deben soportar los cambios ambientales, todo esto a costa de la “domesticación” de la naturaleza.
Llegaron en desbandada miles de aves y animales hambrientos que tuvieron que huir de su hábitat cuando se llenó la represa y con ellos se inundaron, en junio de 2014, más de 7 mil hectáreas del valle del río. La represa los desplazó. Ahora, las aves se comen el maíz que siembra el agricultor y los cerdos salvajes, como otros animales silvestres, acaban con la guanábana, el cacao, el banano, la naranja, la mandarina, la papaya o cualquier otro fruto. Don Luis ha tenido que adaptar sus cultivos para enfrentar el desplazamiento de los animales y también los cambios de temperatura y humedad que provoca el embalse de la represa. El asunto es, según él mismo explica, las flores y los frutos de las plantas se caen tempranamente por esos cambios y se pierde gran parte de su producción
Tatiana Roa, 2016.
“Extraño poder trabajar con las comunidades que llegaban de afuera y vendíamos sancocho y teníamos independencia, no pasábamos las penurias que pasamos hoy en día”.
Blanca Nubia Anaya.
Yo veo que el río no volvió a brillar, porque yo me acuerdo que nos sentábamos con mi marido a comer arepa de maíz pelado con pescado asado hacia un lado de la casa y el río brillaba, tenía vida. Tenía como un brillo de vida. Ahorita usted lo ve y no es el mismo. La alegría de la gente, el pescado, era todo muy diferente, es que no volverá a ser el mismo. Ni el río Sogamoso, ni el río Chucurí ni el río Lebrija, son ríos que ya volverán a ser los mismos, no tienen la misma fluidez que tenían antes. ¿Cómo le dijera? El cambio ha sido total. A nosotras las mujeres nos importaba era pescar, cultivar y sacar a vender a la carretera, ese era nuestro trabajo diario vivir. Ahorita le toca acostumbrarse a otras cosas porque ya no es lo mismo. No sé cómo más explicarle.
Lucely Cristancho, 2020.
de la “gente del río” que ama y cuida
el territorio.
Hemos tenido que hacer un proceso de duelo y nostalgia. Yo soy hija de un pescador y toda la vida he estado en el río también con mi papá. Antes comíamos pescado tres, cuatro meses al año, teníamos pescado permanente en la casa y ya no tenerlo y ver a mi papá con seis atarrayas colgadas en la casa, con sus cuadros de nostalgia y depresión por no poder ya dedicarse a esa actividad que desarrollaba desde que estaba pequeño y que pasaba de padres a hijos, es muy duro. Al ser afectadas directamente, nos duele mucho más. Los ríos no tuvieron una despedida de la gente, de sus pescadores. Eso me dolió muchísimo, aún me duele. Sobre todo en el río Chucurí. Esa impotencia de la gente, del vestigio que dejó también el conflicto armado.
Pero es como también el dejar morir, ¿no? Lo mismo que muchas personas con los niños, que en el conflicto a veces los papás tenían que dejar que se les llevaran a los hijos, yo creo que ahora es lo contrario, los hijos del río dejaron que se lo llevaran, que lo mataran, prácticamente.
Claudia Ortiz, 2020.
“A las empresas como Ecopetrol les interesa venir y extraer las riquezas que les sirven a ellos y a uno le queda el problema de las aguas, de los animales y de la naturaleza afectada”.
Cecilia Mantilla, 2021
Todo lo expuesto busca llevar a la reflexión y acción sobre la urgente necesidad de que procesos como los que hemos abordado no se repitan, que la guerra y el extractivismo no se implanten en los territorios de nuestro país, que se analicen en su relación y no de manera aislada. Esta insistencia se debe a que muchas veces ha sido esta unión entre el conflicto armado interno y las industrias extractivas la responsable directa de la victimización de la población, al constituirse en base a la desaparición de las formas de vida de la comunidad, de su buen vivir en el territorio y al hecho de que no hay extractivismo sin descampesinización. Así, no se puede entender la óptica hegemónica del desarrollo sin analizar el despojo, el desplazamiento, asociado siempre a asesinatos, amenazas, torturas, violencia sexual, etc., en una relación, entonces, de causa-consecuencia, porque no hay guerra sin botín. Y es que es así como se ha comprendido el territorio y por ello en él se implanta la violencia al mismo tiempo que el extractivismo.
Unos fuimos responsables de la culpabilidad, pero para reconstruir memoria tenemos que sentarnos en una mesa todos, hubo muchas personas que tienen que sentarse a contar su verdad porque tuvieron que ver. (...) Hay muchos obispos, paracos y guerrillos. Hay muchas cosas que al país se le ha contado. Porque verdad se ha dicho y mucha, pero ¿por qué muchos del listado que entregamos no están detenidos o con órdenes de captura? ¿Por qué al pelado que trabajó con nosotros, hizo un homicidio, que está libre y trabajando como celador, mañana lo están capturando, pero por qué no a los empresarios, los dueños de tal sector o empresa?
Excomandante del BCB-AUC, 2021.
mismo que el desarrollo, se busque a partir de
la mirada del buen vivir
¿De qué sirve una canoa en la orilla, una atarraya pudriéndose en el suelo y los ojos de miedo y tristeza viendo desaparecer el río? Sirven para defender lo que queda y exigir de vuelta lo que ha sido robado, sirven para fortalecer la unión comunitaria que se extiende más allá de la represa y busca remendar la vida. Ante la desaparición del hogar, las historias y los cantos, la gente empezó a narrar la resistencia y la defensa de la vida. Las aguas de los ríos Sogamoso y Chucurí han abierto un nuevo ciclo donde las mujeres y los hombres se han unido para defender:
¡Aguas para la vida, no para la muerte!
Movimiento Social en Defensa de los Ríos Sogamoso y Chucurí, 2018.